La doctrina de la iglesia


Hay muy pocas palabras que son tan frecuentemente usadas por los cristianos como la palabra “iglesia”. Desafortunadamente, son pocos los que en verdad entienden esa palabra del mismo modo en que la Biblia la entiende, y aplican su significado bíblico en la práctica. Dada la importancia de un claro entendimiento de lo que la Palabra de Dios dice sobre la iglesia, haremos un pequeño artículo  detallando algunas cosas sobre la iglesia.


La iglesia cristiana


“Sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella” (Mateo 16.18).


La palabra iglesia (del griego ekklesia) se deriva de dos palabras griegas que juntas quieren decir “llamar fuera de”. La iglesia cristiana es un cuerpo de creyentes quienes han sido llamados fuera del mundo y están bajo la autoridad de Jesucristo.

Conocer esto es muy importante. Dios no toma por hijo a aquél que no ha renunciado al mundo y al pecado. Además, tampoco es hijo aquél que no obedece a Jesucristo, quien es cabeza de la iglesia.

La iglesia es el cuerpo de Cristo en la tierra. Él la organizó, la comisionó y en el día de Pentecostés la vivifica y la capacita  para la obra a la cual había sido llamada. Desde entonces la iglesia de Cristo, bajo la dirección del Espíritu Santo, ha estado predicando el evangelio para que todo el mundo conozca el camino de la salvación. Esta obra continuará hasta que Cristo vuelva para llevarse a los suyos.


Cómo se describe la iglesia


Hay tres términos muy simbólicos que la Biblia emplea para describir a la iglesia:


1. El cuerpo de Cristo

Cristo es la cabeza de su cuerpo, la iglesia (Colosenses 1.18), y nosotros somos los miembros de su cuerpo (Efesios 4.11–16; 1 Corintios 12). Cristo utiliza a los miembros de su cuerpo para cumplir su obra en el mundo. 


2. Un templo o edificio

Para ver cómo Dios edifica su templo, lea Efesios 2.20–22. Como un templo, la iglesia es santa y hermosa, pues brilla con la santidad y la hermosura de Cristo.


3. La esposa de Cristo

Las escrituras representan a la iglesia como la esposa pura y amorosa de Cristo, la cual espera su venida. El Espíritu Santo en este tiempo está llamando a la esposa del Cordero de Dios. Mateo 25.1–11 es una descripción de la iglesia que está en espera de su Señor. Cuando todas las cosas se hayan cumplido, el Señor vendrá por su esposa. Se efectuará una unión inseparable entre Cristo y la iglesia (como entre una esposa y su marido) “y así estaremos siempre con el Señor”.  Efesios 5.22–33; Apocalipsis 21.9


El orden en la iglesia


1. Cristo da dones a los hombres.

 (Efesios 4.11–16; Hechos 20.28) Al leer estos pasajes bíblicos podemos mirar que Cristo dejó a hombres llenos del Espiritu Santo para administrar la iglesia, por lo tanto la iglesia(sus miembros) no se gobiernan o se dirigen solos. “Dios es un Dios de orden (1 Corintios 14.33).


2. El propósito del orden

Pablo, hablando de Cristo, dijo: “Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo” (Efesios 4.11–13). 


Hay cuatro propósitos del orden en la iglesia que se mencionan en este pasaje:


1. “Perfeccionar a los santos para la obra del ministerio”

2. “La edificación del cuerpo”

 Como podemos ver, así como los ministros están para edificar. Nosotros los demás miembros estamos para edificarnos y no para dividirnos con chismes y murmuraciones. Los pastores como los otros ministerios no deben mutilar el cuerpo, sino edificarlo.

3. “La unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios”

La iglesia debe tener un pleno conocimiento claro y preciso de Cristo (su amado) debe estar enamorada.

4. Llegar a “la medida de la estatura de la plenitud de Cristo”


Falsos conceptos de la iglesia


1. La iglesia no es un club

La iglesia no procura la renovación social, sino la regeneración del alma; no la fama, sino la salvación.


2. La iglesia no es una organización política

La política queda fuera del campo de la iglesia. La iglesia no es participe con el estado. Tampoco es maestra del estado, aunque algunos creen que debe ser, como la iglesia consentía ser en los días de Constantino. 

Es un reino espiritual dedicado a propósitos espirituales. Su propósito es alcanzar  almas por medio de la oración y súplica. El evangelio, no es una  urna electoral, el evangelio es poder de Dios para llevar buenas nuevas a todos aquellos que quieran conocer a Cristo y reconocer su condición de pecado y así alcanzar la salvación que es por gracia.


Los requisitos del evangelio para ingresar en la iglesia


Cristo, por medio de su propia sangre, pagó por redimir para sí “una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha” (Efesios 5.27).

En la actualidad, muchos piensan que cualquier persona puede ser miembro de la iglesia de Cristo, sin embargo, hay ciertos requisitos que deben tener.


  • La fe en Dios  (Hechos 8.36–37; Marcos 16.16.)
  • El arrepentimiento (Hechos 2.38.)
  • La conversión (Hechos 3.19.)
  • La obediencia (Juan 14.15, 23.)


La administración de la iglesia


1. La iglesia es una teocracia

Es decir, Dios es el centro de la iglesia. Este hecho es esencial y de sumo interés al cuerpo de Cristo. La iglesia de Cristo no es una jerarquía u organización humana. A Cristo, Dios Padre “lo dio por cabeza de todas las cosas a la iglesia” (Efesios 1.22). Él es nuestra cabeza perfecta (Colosenses 1.18), y el Espíritu Santo es nuestro guía (Juan 14.26; 15.26; 16.13). Como todos los miembros del cuerpo natural están sujetos a la cabeza, así también todos los miembros del cuerpo de Cristo se sujetan a él porque Dios lo ha puesto de cabeza a la iglesia.


2. Dios gobierna a la iglesia por medio de su palabra

2 Timoteo 3:16-17. Dios ha dejado su palabra (nuestra biblia) como nuestra norma de vida, y por ella somos instruidos  . En el Nuevo Testamento encontramos mandamientos para la conducta de cada miembro de la iglesia, cómo evangelizar al mundo y cómo hacerle frente a los problemas de la vida. En cada prueba de la vida y en cualquier pregunta o dificultad que se presente debemos dirigirnos a la Biblia para saber qué dice la autoridad final en todos estos asuntos. La Biblia es nuestra norma de vida, y la iglesia tiene la responsabilidad de velar porque cada miembro la practique.


La misión de la iglesia


1. Glorificar a Dios

Glorificar a Dios es la responsabilidad principal de cada cristiano. Es importante que cada cristiano recuerde la amonestación de las escrituras: “Hacedlo todo para la gloria de Dios”. Dios recibe la gloria cuando por nuestras labores y nuestro ejemplo la gente se entrega al Dios vivo.


2. Servir como la luz del mundo

Cristo dijo a sus discípulos: “Vosotros sois la luz del mundo” (Mateo 5.14). El mundo no solamente necesita el mensaje del evangelio, sino también necesita ejemplos vivos de los resultados de este evangelio en la vida actual. Los cristianos son la “Biblia” de este mundo; así que, es necesario que alumbre nuestra luz. Cristo encomienda a su iglesia a ir “y haced discípulos a todas las naciones. 


El apoyo de la iglesia


Para que la iglesia funcione como Dios la diseñó, cada uno de nosotros como miembros tenemos el privilegio de apoyar al cuerpo de Cristo.


1. Ser leal a Cristo y a los hermanos

“Habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios. (...) No os hagáis esclavos de los hombres” (1 Corintios 6.20; 7.23). “En esto hemos conocido el amor, en que él puso su vida por nosotros; también nosotros debemos poner nuestras vidas por los hermanos” (1 Juan 3.16-19).  Debemos rendir de todo corazón un servicio leal, voluntario y sumiso al señorío de Cristo quien es cabeza de la iglesia. En tal caso, Dios puede utilizar todas nuestras fuerzas para la gloria de su nombre.


2. Asistir a los cultos públicos

“No dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos” (Hebreos 10.25). Una de las mejores maneras de apoyar a la iglesia es asistir fielmente a los cultos públicos. Cuanto más leales seamos a Dios y a los hermanos, mucho más interés tendremos en el bienestar de cada hermano y en asistir fielmente a los cultos en la casa de Dios. Recordemos que la fe viene por el oir la palabra de Dios. 


3. Orar

Los apóstoles oraron en aquel aposento alto en Jerusalén antes del derramamiento del Espíritu Santo en el día de Pentecostés (Hechos 1.13–2.4). Los discípulos en el hogar de María oraron por Pedro (Hechos 12.5, 12). La iglesia en Antioquía oró antes de enviar a Pablo y a Bernabé como misioneros a los gentiles (Hechos 13.1–4). Nosotros también debemos orar por la obra que Dios está haciendo por medio de su pueblo, la iglesia de Cristo.


4. Dar

Dar no se refiere sólo a ofrendar dinero. Si meditamos en el primer y más grande mandamiento “ amarás al Señor tu Dios de todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas. El común denominador es TODO. Es darle todo lo que hay en nosotros.


5. Servir

26 Si alguno me sirve, sígame; y donde yo estuviere, allí también estará mi servidor. Si alguno me sirviere, mi Padre le honrará. Jn. 12:26.

No le servimos a los hombres, sino a Cristo. Saber que podemos tener el grande privilegio de servir a aquel que nos sacó del fango, nos libró de la muerte y nos ha dado vida eterna, será la mejor decisión que podamos hacer.


B.th Abraham Gutiérrez

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